Los lugares con más historia del Real Sitio de San Ildefonso, son sin duda, los ubicados en el barrio alto y bajo del casco histórico de La Granja de San Ildefonso. Te ofrecemos un agradable paseo por nuestro pasado a través de aquellos edificios más emblemáticos que te ayudarán a entender la disposición de nuestro casco antiguo o cómo vivían sus gentes en el siglo XVIII.
Residencia de los eclesiásticos que atendían los oficios litúrgicos en la Real Colegiata. Convertido en el Teatro Canónigos, un espacio cultural dotado de teatro y salas de exposiciones.
Fue la primera Casa de Oficios. Durante el siglo XIX los Reyes la usaron como alojamientos.
El Palacio y los Jardines del Real Sitio de San Ildefonso fueron construidos por mandato de Felipe V en 1721, dichos Jardines destacan por la belleza de sus veintiséis Fuentes Monumentales inspiradas en relatos y personajes clásicos de la antigua Grecia y Roma.
Construida por Teodoro Ardemans como Capilla Real se erigió poco después como Real Colegiata de la Santísima Trinidad. La capilla de las Reliquias alberga un monumento funerario donde yacen los cuerpos de Felipe V e Isabel de Farnesio.
Se utilizaba para dar alojamiento a la comitiva de la corte que servía a los Reyes durante sus estancias veraniegas. Sufrió un gran incendio en 1740.
En 1735 se construyó, en la actual Calle de El Rey, un barracón en el mismo lugar para guardar las estatuas, columnas, pinturas y otras alhajas del Palacio y un año después se levanta un edificio más sólido en el mismo lugar para uso similar y también como alojamiento de algunas personalidades. Fue reformado en el siglo XIX , estando actualmente ocupado por viviendas.
Construida hacia 1728 y adosada a la tapia del Jardín del Mallo, sitio donde se practicaba el juego del Mallo, muy practicado por Felipe V.
Los maestros vidrieros alemanes que llegaron a La Granja a mediados del siglo XVIII eran tan devotos de este mártir que fundaron la Real Congregación de San Juan Nepomuceno en 1766.
El solar lo ocupa en la actualidad un edificio que no tiene ningún interés y que desvirtúa enormemente el aspecto de la zona.
En el año 1735 la Compañía de Cómicos Italiana obtuvo permiso para levantar un teatro de madera fuera del recinto; tres años después solicitaban un terreno en este lugar para construir un edificio sin muchas pretensiones en lo
arquitectónico, pero en un paraje más adecuado que el anterior. En 1767 pasó a ser posesión del rey por la Cantidad de 75.000 reales. Se trataba de una construcción sólida y sencilla, de tres plantas y
cubierta de pizarra.
Exteriormente nada tenía diferente de otros edificios de viviendas de La Granja,
excepto los revocos.
La fachada principal contaba con tres puertas, la de la izquierda para las mujeres, la de la derecha para los hombres, y la central o principal para aquellos que tenían las
mejores localidades, y estaba decorada con pinturas de temas musicales.
En el interior, el vestíbulo daba acceso al patio de butacas, en forma de herradura como era habitual, y a las escaleras que conducían a los palcos, ascendiendo a seiscientas el número total de localidades, al fondo el
escenario. En 1817 sufrió un incendio tras el cual fue restaurado por el Patrimonio, continuando su
funcionando como propiedad real hasta 1870, año en que pasó a manos privadas por veinte mil
pesetas. En 1917 se instaló el Cinematógrafo, y como tal funcionó hasta su cierre en 1965, siendo
derribado en 1969 para construir viviendas.
Su denominación se debe a que en el interior del Jardín y paralela a esta calle existe otra calle llamada entonces de Melancólicos. En ella hay adosados a la tapia del Jardín varios edificios destinados para cocinas y cocheras para particulares. A partir del año 1772, debido a los problemas de alojamiento, se levantó un piso principal en algunas de ellas.
Su planta es rectangular con un patio en su interior y tres alturas y en sus lados más pequeños hay situadas dos torres con destacados capiteles de pizarra.
Edificio construido en 1764, en la época de Carlos III, siguiendo el modelo de Caballerizas Reales.
Este espacio urbano responde a la típica ordenación barroca aplicada en las residencias cortesanas europeas de la época.